¿Porque existen los libros?
Desde las más remotas épocas, las personas han querido dejar por escrito sus ideas. Para esto se han empleado diferentes materiales: rocas, hojas de palma, tablillas de arcilla, ladrillos, metales y papiros.
Este último fue el material más usado en el antiguo Egipto y en la antigüedad grecorromana; con él se fabricaban hojas que unidas formaban tiras de longitud variable y componían un rollo o volumen al que llamaban líder.
La escritura sobre pieles (pergamino) convenientemente dobladas, cortadas, cosidas y protegidas con tapas de madera, dio inicio a la confección de libros, los cuales circulaban ya por Roma, a finales del siglo I. Luego el libro sirvió para recopilar temas de carácter religioso. Los libros de esta época eran manuscritos en pergamino.
Más tarde, con la aparición del papel y la invención de la imprenta por parte de Juan Gutenberg, en el siglo XV, el libro tuvo mayor propagación. A comienzos del siglo XVI, el libro adquirió las características básicas que aún conserva en nuestros días.
En la actualidad se emplean técnicas electrónicas de impresión y de ilustración de libros tan avanzadas, que permiten la producción de un gran número de ejemplares en muy poco tiempo.
Para poder conservar los textos escritos surgieron las bibliotecas. Las primeras se cree que aparecieron en el Mediterráneo oriental, con el fin de guardar escritos religiosos y jurídicos necesarios para la vida de la comunidad.
De las bibliotecas de Asiria (milenio IV) se conservan millares de tablillas en arcilla; como también papiros que pertenecieron a la cultura egipcia. En China existió una biblioteca que llegó a tener cerca de 10.000 manuscritos (milenio II), pero la biblioteca antigua más grande de Oriente fue la de Osimandías (siglos XIII y XII).
Sin embargo, la biblioteca más famosa de la antigüedad fue la de Alejandría (Egipto, siglo IV), la mayor del mundo, ya que poseía 800.000 volúmenes.
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